“Instituyó doce para que estuvieran con Él”
“Subió al monte y llamó a los que Él quiso: y vinieron donde Él. Instituyó Doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar...” (Mc 3,13-15). Jesús, después de llamar a los que Él eligió y antes de enviarlos a predicar, les pide un tiempo de formación, destinado a desarrollar una relación de comunión y de amistad con Él. También hoy Jesús sigue formando, en su Iglesia, a aquellos que llama, y lo hace en el Seminario.
El Seminario es una comunidad educativa en la Iglesia, en la cual los elegidos por Dios, siguen a Cristo y están con Él, aceptando con fe las mediaciones humanas de las cuales el Espíritu Santo se sirve en su formación, buscan llegar a ser, con el sacramento del Orden, una imagen viva de Jesucristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia (cfr. Pastores dabo vobis, 42), para gloria del Padre y salvación de todo el género humano.
Jesucristo hace partícipes a algunos, en la Iglesia, de su Sacerdocio
Jesús es el “Sumo sacerdote” (Hb 5,10) que, mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los que ha santificado (cfr. Hb 10,14). Él ha querido llamar a algunos de entre sus discípulos para, mediante el sacramento del Orden, hacerles partícipes de su sacerdocio único y eterno, de modo que sean presencia y prolongación sacramental de la vida misma y de la acción del propio Jesucristo, Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia, viviendo la caridad pastoral, que consiste en la entrega total al servicio de la misma Iglesia y del mundo, anunciando la Palabra de Dios, celebrando la sagrada Liturgia, y guiando a la comunidad a ellos encomendada (cfr. Pastores dabo vobis, 15).
Esta llamada, que brota del amor de Dios, requiere también de una respuesta amorosa por parte de aquél que ha sido llamado: seguir a Cristo y estar con Él.
Pontificio Seminario Conciliar Palafoxiano Angelopolitano
El Seminario Mayor
Formación específicamente sacerdotal. En el Seminario Mayor se ofrece una formación específicamente sacerdotal, procurando “crecer en todo hasta alcanzar la plenitud de Cristo” (Ef 4,13). Por eso, se ofrece una formación integral que se divide en cuatro áreas: Humana, espiritual, intelectual y pastoral.
El Seminario Menor
Al Seminario Menor ingresan aquellos que han recibido la vocación en edad tierna todavía. En él la Iglesia, a través de los formadores, acompaña a los muchachos ayudándoles en el proceso de discernimiento vocacional (cfr. Pastores dabo vobis, 63). En el Seminario Menor se estudia el bachillerato.
Direccíon:
SEMINARIO MAYOR PALAFOXIANO44 norte y Av. Morelos s/n, El Porvenir |
CURSO INTRODUCTORIOProlongación de la 16 oriente s/n, |
SEMINARIO MENOR DE PUEBLAProlongación de la 16 oriente s/n, El Porvenir |
SEMINARIO MENOR DE ZARAGOZA6 poniente y 3 norte, Centro |
SEMINARIO MENOR DE SERDAN7 oriente s/n, esq. con la 6 sur Barrio de Jesús, |
SEMINARIO MENOR DE IZUCARCalle 5 de mayo # 28 Col. Centro, |
CASA DE DIÁCONOS35 poniente 1713, Col. Volcanes |
www.seminariopalafoxiano.org |
Etapas de formación:
Seminario Menor
En esta etapa se estudia el bachillerato y se busca ayudar al seminarista a discernir su vocación
Introductorio
En esta etapa se busca ayudar al seminarista a discernir su vocación, y a adentrarse a la vida propia de la comunidad eclesial educativa del Seminario.
Filosofía
En esta etapa se procura que el seminarista adquiera una especie de veneración amorosa de la verdad sobre la persona humana, de su libertad, y de sus relaciones con el mundo y con Dios (cfr. Pastores dabo vobis, 52).
Teología
En los estudios teológicos se pretende que el seminarista alimente su fe, adquiriendo una visión completa y unitaria de las verdades reveladas por Dios en Jesucristo, y de la experiencia de fe de la Iglesia (cfr. Pastores dabo vobis, 54).
El plan de Dios
Dios, que es uno y trino (cfr. Dt 6,4; Mc 12, 29): Padre, Hijo y Espíritu Santo (cfr. Mt 28,19); que es eterno, todopoderoso (cfr. Sal 115,3), y misericordioso, por puro amor ha creado todas las cosas (cfr. Gn 1,1). Creó a los seres humanos a su imagen y semejanza (cfr. Gn 1,27), para que participaran de su vida feliz. Por eso, convoca a toda la humanidad, que el pecado dispersó (cfr. Gn 3) en la unidad de su familia, la Iglesia (cfr. Col 1,18). Lo hace mediante su Hijo que envió como Redentor y Salvador, y que nació de la Santísima Virgen María. En Él y por Él llama a todos los hombres y mujeres a ser, en el Espíritu Santo, sus hijos e hijas de adopción, y por tanto, herederos de su vida plena y eternamente feliz (cfr. Jn 3,16).